El ministro de Educación, José Ignacio Wert, se ha quedado
solo. El Gobierno le ha obligado a rectificar su decisión de recortar las becas Erasmus de forma extemporánea tras soportar una lluvia
de críticas desde todos los ámbitos (autonomías, estudiantes, universidades, comisión Europea), incluido su propio partido.
El lunes se difundió el contenido de la orden por la que
el ministerio limitaba las ayudas gubernamentales al programa solo a los
universitarios que perciben becas generales por falta de recursos, reduciendo
drásticamente la financiación de miles de estudiantes con el curso ya empezado;
el martes por la mañana defendió la medida en la Cope con firmeza. Poco
después, escuchó a dirigentes del PP y Gobiernos autónomos desmarcarse de él y
anunció públicamente su rectificación. Todo en muy pocas horas hasta dibujar
una situación de evidente soledad y debilidad.
Todo
en la rectificación de Wert fue raro e inusual. Hasta a Europa le indignó
este cambio de planes del ministro de Educación. Tras muchas horas
esquivando golpes, a Wert no le quedó más remedio que dar marcha atrás.
Hoy
mismo, la Comisión Europea había considerado también que el Gobierno debería
haber informado a los estudiantes beneficiarios de una beca Erasmus de que
reduciría la subvención anual antes del inicio del curso académico, dado que
los ya desplazados a otras universidades europeas se veían
"penalizados".
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